sábado, 25 de enero de 2014

EL PUEBLO Y TERRITORIO PERUANO NO REDIMIDO

EL PUEBLO Y TERRITORIO PERUANO NO REDIMIDO
Nuestras ciudadanías son las que nos obligan en el día del Fallo de la Haya. Hoy no hay nada mejor para hablar, que hablar de la Nación, de la Patria y de la Matria.
No para exaltar los miedos desprevenidos, que hoy culpan a los demás de todo cuanto sea posible_todos los temas convergiendo en uno sólo, ni tampoco para exclusivamente defender la legitimidad de los sentimientos hacia una tierra, a la sociedad originaria ó al país republicano con misión, constitución ó pacto_
Sí para usar justamente la razón y la racionalidad de los sentidos, significantes y significados de la pertenencia y de la identidad a una patria, así como sí para declarar la necesidad irrefrenable de las expresiones de profunda esperanza que a nuestro país se le devuelva en el derecho lo que en los hechos ha sido y será deber del estado, preocupación de la nación y justicia postergada para su ciudadanía, no sólo la restitución del mar completo, sino también la devolución de la tierra invadida y ocupada por la extorsión de fuerza opresiva y subsecuente derrota militar.
Es decir, tenemos patria y nación para que se defienda a favor de la razón y contra la fuerza de una sin razón.
A eso nos plegamos como peruanos por mas de una centuria. Los chilenos se alimentaron de nuestra desidia. De “nuestras independencias”. Pasamos por todas las fórmulas, y tenemos el pais que tenemos gracias a las luchas de héroes ó de villanos, que gracias a que lo fueron tanto, se instaló y llegó para quedarse la lucha imposible de derribar la opresión,  la del descubrimiento, la de la propia conquista, la de la colonia y la de la de las últimas guerras externas sufridas sin mencionar las internas llamadas cerca de 300 conflictos sociales.
La salud mental ó nuestra memoria nos dicta el hecho de que a pesar de estar apoyados en las regulaciones de derecho internacional, ningún funcionario, jurista ó especialista haya solicitado ó recurrido a la recuperación de nuestro territorio secuestrado por Chile hasta ahora. Ya transcurrieron 125 años. Es justo que cantemos victoria por la primera de las recuperaciones, parte del Mar de Grau. Sin necesidad de fuerza, jaleo, quejido, disimulo, entuerto ó silencio cómplice,  decimos que vamos por más. Si éste es el comienzo de lo que es una demanda internacional, debemos encaminar ya la senda de la recuperación de la tierra. No mas seremos los difíciles, complejos ó cuestionados solicitando algo raro, injusto, anacrónico, anodino, pues cabe la razón y la fuerza de la racionalidad jurídica el obtener de regreso a Arica y Tarapacá. 
Estas son tierras legítimamente peruanas, legalmente no reconocidas. Es decir, son tierras peruanas a las que les falta la legalidad de la sentencia de la jurisprudencia internacional. Son territorios irredentos. No reconocidos como propios. Aún. Nosotros las diásporas, las que no vivimos en Chile, somos las comunidades mas cercanas a la sociedad patriótica irredenta que causa estado en su petición de la tierra peruana para los peruanos.  Sin ambiciones económicas, pero sí morales y éticas, con razones históricas y culturales, Arica y Tarapacá son nuestras, y ello no va a cambiar hasta que la justicia dictamine y restituya nuestro derecho real nuevamente.  Porque completos fuimos y completos nos queremos.
Si este 27 de Enero lo celebramos como día nacional, como una victoria, es de esperar se constituya el otro caso. La viabilidad del recurso para el mas alto tribunal de justicia en la tierra, se activa y se dispara. Se ha de buscar la remisión de la voluntad chilena que alcanzó dominio por la fuerza, en un cerrar de ojos, al convertirse en fuerza de ocupación. Es hora cumplida para remitir y saldar estas cuentas históricas.
Podrán salir sentimentalistas que no aceptan los modales directos y francos, pues el halago permanente ó diplomacia mutua por la hospitalidad chilena_no es reflejo directo ni garantía suficiente que convertirá a las generaciones invasoras para  convertirse en justos y magnánimos. El derecho real es nuestro. El falso derecho es el de ellos. De un patriota a otro, se podrá dialogar. Todos sabemos cuanto sudor ha dejado nuestro pueblo en Chile, cuando menos desde diez años antes de la Guerra con Chile, después de que Chile también invadiera a Bolivia y cobrara estratégicamente por el pacto de neutralidad peruana.
La geopolítica de hoy ha develado y confirmado que continúa la mentalidad hegemónica de la nación chilena, afortunada ella de tener un litoral lo suficientemente despoblado a lo largo de la costa chilena, para ocupar y poblar por otros 125 años, sus territorios domésticos y no los nuestros. Los conflictos internacionales estan para resolverse con las leyes en la mano y con argumentos claros. La técnica jurídica la podemos reconsiderar como herramienta para la voluntad política de nosotros los que queremos a nuestra patria intocada, inmanente en su naturaleza histórica, geográfica, política, militar, civil y que desde nuestra visión ciudadana ahora, es causa defendible. Es tierra de la ciudadanía peruana y no de la ciudadanía chilena.  Es tierra defendible desde el mismo 27 de Enero, una vez superadas las acciones responsables de la sociedad contemporánea chilena, hacia su trascendencia histórica.   
La legalidad y la legitimidad no son aliadas. La legitimidad de los hechos, es inmanente, esta en el centro de la esencia de la verdad, anterior a la legalidad. Por la presencia de un estado-nación, nace un marco de ley, que hace reconocible la justa ley realizada en tinta, y hace de la justicia una práctica para fincar los límites de lo que esa sociedad acepta o no como permisible, en una sola regla para todos. Un acuerdo ó pacto nacional. Las naciones salieron de cierto estado de barbarie ó de sometimiento con las autonomías de deliberación, pacto y autodeterminación para fundar su estado nación. Los ciudadanos entonces no serán más parte activa de un sistema de sometimientos.  La legalidad se alcanza por el derecho, de acuerdo a la norma.
Algunas ideosincracias de los pueblos avalan sus carencias con ambiciones desmedidas, fagocitantes, deglutinadoras de otras verdades, para inflar su falsa seguridad. Sirve a los medios, sirve a un pueblo ávido de ensoñaciones. El pueblo confunde la legitimidad con la legalidad. Y sí se puede ofender si por economía, lo legítimo se reduce a oportunidad vencida. Como en el caso de Chile. Arica y Tarapacá pueden considerarse como luchas anacrónicas, como posibilidades remotas, pero no para la legalidad.  Allí esta el espacio disponible para los juristas, técnicos y para los resistentes nacionalistas que tanto adoran la justicia de degollar a los infames gobernantes nuestros, pero para que tomen todas las cartas sobre la mesa y no hagan del pueblo una masa deforme inmerecida. Y esa es la desgracia y la pobreza, seguimos sin dar el paso adelante sujetos a nuestras propias medianías. Quien nos impide luchar por las demandas históricas? El derecho lo tenemos y la jurisprudencia internacional nos lo permite. Tiene la palabra los patriotas técnicos, los historiadores, los guardianes de la memoria, los indignados y los defensores  irredentos. Tenemos la palabra nosotros. Los no redimidos, pueblo y territorio.
Ciudad de México, Sábado 25 de Enero, 11 a.m.
Carmen Haydeé Matos
NOTA
LAS MATRIAS HAN SERVIDO PARA CONSTRUIR O RECONSTRUIR UN IMAGINARIO DE LA TIERRA O EL ESPACIO INTIMO PERO NUEVO QUE NOS ACOJE. LAS DIASPORAS, UNAS MENOS PROTEGIDAS QUE OTRAS, A VECES HAN SERVIDO PARA TRASCENDER HEROICAMENTE, OTRAS PARA REDUCIRNOS A MEROS FAGOCITANTES, Y DEGLUTINADORES DE ECONOMIAS AJENAS. UNAS MATRIAS MERECIDAS Y OTRAS NO. UNAS PATRIAS CORRESPONDIDAS Y OTRAS NO.
TENER PATRIA ES DIFERENTE A TENER MATRIA:
En este caso, y antes de abordar las responsabilidades de la ciudadanía nacional, es una reflexión adicional, comprender a la diáspora peruana en Chile. Entender cuanto difícil es pasar el rasero para decir esto sí ó esto no es políticamente correcto hacer, decir, expresar, comentar, si vivimos allí. Estamos con ellos, con su discurso suave, incómodo a veces y  forzado también. Pero nuestro compromiso es decir la verdad. Hasta allí llega nuestra ciudadanía. Es decir, hacernos responsables de nuestros propios compromisos ciudadanos nacionales, sin medias tintas, completos. Problematizar a la nación que nos hospeda, sin confrontar, es difícil. Siempre será difícil ganarse hasta el mérito de vivir en un país tan afortunado como Chile. Los muchos de nuestros compatriotas….hasta caminando han llegado a la solidaridad y generosidad del pueblo. Más si esa nación nos ofrece un espacio mejor que la vida práctica que el país nuestro ofrece. O la vida política, ó la vida social, ó la vida académica, ó la vida del trabajo. Estoy implicando obviamente a los refugiados, autoexiliados, estudiantes, ó sencillos trabajadores en busca del pan. En este momento no hablo de los empresarios, pues conociendo de los refugios chilenos en México, nos queda claro que los estados se inscriben en las protecciones y salvaguardas de personas en busca de seguridad humana. Aquí ya sólo quedan los que no pueden ó no quieren emprender nuevos rumbos, hicieron familia ó estan perfectamente imbrincados en la vida económica y social y han de morirse aquí, al haber hecho no la patria, sino la matria…una nueva patria. Los chilenos chilenos ya estan en casa.
Los peruanos haciendo matria en Chile, no podrán replicar el discurso que tenemos las otras diásporas. Así los peruanos viviendo en Chile estaran condicionados en sus lenguajes y manifestaciones respecto a la nación chilena, estos días, hasta que puedan ellos volver y retornar al Perú. Los chilenos hoy retornados allá nunca se pusieron fáciles para exigir políticamente algo que interfiriera en su estancia en México tampoco. A nuestros peruanos en Chile, amarrar navajas sólo le funciona al belicoso. Y no hay necesidad. Algunos locales chilenos estan dispuestos a probarles sus equívocos, a obligar por supuestas razones erróneas de responsabilidad peruana, como  las que dijera un connacional, a raíz de la estúpida inamistad del pueblo chileno y peruano….ó de la necedad peruana de pedir sus territorios:  “eso fue lo que enseñaron allá”. Razones sesgadas, elusivas, irresponsables, pues la culpa no la tienen la educación de los pueblos, la tiene la falta de veracidad é irresponsabilidad civil. La dignidad peruana escasa.
El prócer cubano Martí, otro indignado de principios del 1900, hablaba ya de la matria. Hasta Isabel Allende últimamente la mencionaba. De esa dificultad a bendición que implicaba pertenecer a una diáspora, ó a una disidencia de tu país, ó activista contra tu propio gobierno, ú orgánico dependiente del segundo país, ó el peor de todos los casos, el de volverte oposición de tu patria y de tu matria. Confundidos por gratitud, por amor, por amistad, por lazos de sangre, no podemos excusarnos. La matria se construye y se adapta a uno, a medida. No es la misma patria. La patria propia se vive, la patria no se discute. La patria se exhibe. No se oculta. La patria se defiende. La patria no se vende.


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