viernes, 25 de marzo de 2011

EL VERDADERO DIA DE LA INDEPENDENCIA



EL VERDADERO DIA DE LA INDEPENDENCIA

Hugo Garavito  Amézaga
  
            Nuestra vida como nación independiente no comenzó el 28 de julio de 1821, sino el 15 de julio de ese año. Sin embargo, esta última fecha –salvo en algunos actos oficiales- no es recordada como es debido; y se sigue repitiendo el 28 de julio como el día de la independencia.
            El 14 de julio de 1821 José de San Martín convocó a Cabildo abierto, expresión de la voluntad popular, para saber “si la opinión general está decidida por la independencia cuyo voto le sirviese de norte”. Éste se reunió el 15 de julio y respondió “que la voluntad general está decidida por la independencia del Perú y de la dominación española y de cualquiera otra extranjera”.
            Ese mismo día se redactó y se suscribió el Acta de la Independencia, quedando abierta para que otras la firmaran, y desde entonces comenzamos nuestra andadura como país independiente.
              Para los historiadores la fecha está clara. Timothy Anna (La caída del gobierno español en el Perú), por ejemplo, enfatiza al referirse al Cabildo abierto del 15 de julio: “Fue esta reunión la que declaró la independencia”. Es lo mismo que repite Franklin Pease G.Y. (Breve Historia Contemporánea del Perú) al destacar que “San Martín proclamó la Independencia el 15 de julio de 1821”.
En consecuencia, es un hecho histórico que el Perú es un país independiente desde el 15 de julio de 1821. Producida la declaración, como señala Percy Cayo Córdova, “San Martín acordó realizar la proclamación formal de la independencia, ya declarada en el Acta del 15 de julio, el 28 del mismo mes”.
El sábado 28 de julio de 1821 desde tabladillos levantados en la Plaza Mayor, la de la Merced, la de Santa Ana y la de la Inquisición, fue proclamada públicamente la decisión tomada 13 días antes.  Es decir, el acto no fue sólo en la Plaza Mayor, sino que se repitió por toda la ciudad, como un símbolo y recordatorio de que ya éramos un país independiente.
Nuestro 28 de julio fue esa fiesta, “ritualista, levítica, ceremonial” de la que habla Hugo Neira, al referirse al espíritu festivo del Virreynato. Por eso, constituyó una demostración de la pervivencia –en palabras del mismo estudioso- del ayer colonial que convertía el espacio urbano, en “la puesta en escena de una exhibición permanente y ritualizada”. 
Como añade Neira, al hablar del “hombre festivo” del barroco, “la fiesta, siendo autocelebración, gloria y vanagloria de la villa, afirmaba la cohesión social”. Esto último era lo que buscaba San Martín al organizar ese espectáculo público, que más que “explosión catártica (…) tenía un sentido ceremonial” (Hacia la tercera mitad…). 
            Por eso, no hay nada más expresivo de la mentalidad virreynal que ese 28 de julio de 1821. Hemos heredado lo festivo de los actos de la independencia –hasta convertirlo en la fecha oficial de la emancipación-, relegando la sustancia: el verdadero día, el 15 de julio de 1821, cuando en Cabildo abierto nos declaramos independientes de España y de cualquier otra nación extranjera.
           


Publicado el Lunes, 11 de Julio del 2005 en el Blog Gato Político
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